Las obras de construcción de la balsa de Cadimo, en plena campiña al norte de la capital, han sacado a la luz hallazgos arqueológicos de distintas épocas, algunos de gran importancia. Es el caso del un dolmen, que viene a confirmar que la línea divisoria de este tipo de enterramientos, a modo de cámara sepulcral, característico del bronce, el cobre, incluso del neolítico, estaba en esta zona de Jaén, explica el director del Centro Andaluz de Arqueología Ibérica, Arturo Ruiz.
Este dolmen es el tercero que se encuentra en la provincia. Uno está en el paraje de Otíñar, otro en Úbeda y éste, que fue calificado ayer como el más importante de la Península Ibérica por el ingeniero jefe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir en Jaén, José Martín, cerca de Las Infantas.
Visitas en el futuro
Durante la visita, en la que también estuvo el subdelegado del Gobierno de España, Fernando Calahorro, y el delegado del Gobierno andaluz, Felipe López, a las obras de la balsa de Cadimo, que garantizará 15.000 hectáreas de regadío, se puso de manifiesto que la obra es también un hito desde el punto de vista arqueológico, ya que han aparecido restos de épocas como el Neolítico, el Imperio Romano o la Edad Media, además del dolmen, por lo que la intención es recuperar los hallazgos aparecidos para configurar una ruta ambiental en el futuro. Fernando Calahorro ahondó en esa idea y aseguró que estos descubrimientos permitirían que la balsa no sólo se utilizase para fines agrícolas, sino que también tenga usos turísticos y medioambientales. La balsa, que se encuentra al 40 por ciento de su ejecución, tendrá una capacidad de 20 hectómetros cúbicos, cuenta con un presupuesto de 60 millones de euros y aportará agua constante a 15.000 hectáreas de regadíos
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