Los días están contados. Quedan dos semanas para que, después de cuatro años, abra sus puertas, en Peal de Becerro, el centro de interpretación de la tumba principesca de Toya. Un espacio museístico cuidado al detalle para que el visitante viaje en el tiempo a la remota época ibera.
Incineraban los cuerpos de sus muertos y, en el ritual de la cremación, sofocaban con vino el fuego de la pira en la que se consumían los cadáveres. Sin embargo, en un mundo fuertemente estratificado y jerarquizado, ni siquiera la muerte tenía potestad para igualar a los hombres. Si en el antiguo Egipto las pirámides estaban reservadas para el faraón, en el apasionante mundo ibero las cámaras funerarias eran un privilegio arquitectónico, construido en piedra y semienterrado en cúmulos montañosos, limitado a una élite reducida de guerreros y príncipes, como el de Toya, en el término municipal de Peal de Becerro.
Datada en el siglo IV antes de Cristo, el complejo principesco de Toya es la puerta de entrada al escenario funerario de una cultura sorprendente alrededor de la que, todavía hoy, giran demasiadas incógnitas. Estudiarlas y transmitirlas, después, a la ciudadanía es la principal misión de esos diseccionadores de la historia que son los arqueólogos, pero también es el objetivo de recursos museísticos como el que, en un par de semanas, abrirá sus puertas en el municipio de Peal. Un centro de interpretación en el que se ha cuidado hasta el más mínimo detalle para que autóctonos y extranjeros descubran no solo el ritual funerario seguido en la Península Ibérica durante los siglos VI y IV antes de Cristo, sino también el misterio que envuelve la tumba de Hornos, la historia del hallazgo de la Cámara de Toya y el paso a paso del impecable trabajo arqueológico realizado a lo largo de décadas.
Acoplado a la perfección en el casco antiguo de Peal de Becerro con el objetivo de mantener el equilibrio paisajístico y arquitectónico del lugar, el centro de interpretación de Toya es un plus a la tumba principesca que a tantos turistas atrae cada año, y llega cuatro años después de que comenzara la obra civil. Los trabajos —explica la alcaldesa, Juana Pérez (PSOE)— terminaron hace un año y medio aproximadamente y durante todo este tiempo se ha realizado una eficiente "musealización" que consigue enganchar al visitante a los misterios de un pueblo autosuficiente del que derivó una cultura fascinante.
Pero, por si esto fuera poco, al binomio tumba-centro de interpretación se suma un tercer espacio, el centro de recepción de Toya, ubicado a los pies de la loma en la que se edificó la cámara funeraria. Los tres conforman un trío cultural con el que el equipo de Gobierno pealeño que coordina Juana Pérez pretende incrementar el número de turistas que visitan Peal. "Con que pase un diez por ciento de la gente que va a Cazorla me doy por satisfecha", confiesa la política socialista.
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